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Revista Directa - Edición número 34, Sección Entrevista
Mayo 01, 2020
Diego Guri, cerca de 30 años de experiencia en internacionalización
Desde el nacimiento del plan por la internacionalización de Santander: Global Plan Santander (GPS), la Cámara de Comercio de Bucaramanga se ha volcado en lograr que el departamento supere sus rezagos en la materia, cuadriplicando sus exportaciones. Este plan a 12 años requiere de un trabajo y articulación constantes entre todos los actores y empresarios de la sociedad. Es así como en esta edición quisimos entrevistar a un especialista global en la materia como Diego Guri, un español, experto en internacionalización con cerca de 30 años trabajando en el apoyo a pequeñas y medianas empresas en América Latina, la región del Mediterráneo y países asiáticos. Él nos compartirá alguna de las claves para convertirnos en un territorio exportador, conózcalas.
Revista Directa: Desde la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB) estamos liderando un ambicioso plan para la región, llamado el Global Plan Santander (GPS), que busca llevar al departamento a estar en el podio de las más exportadoras del país. Para usted, ¿cuáles son las claves para que una región se configure como exportadora e internacional?
Diego Guri: En primer lugar, se lo deben creer, estar convencidos de que se puede hacer, ser capaces de entender que tienen productos, empresas, capacidades para salir a los mercados internacionales. Esto es fundamental, sino todo lo demás no servirá para nada.
Luego es necesario contar con empresas con productos listos para salir al exterior, las cuales sean conscientes que deben invertir recursos, que la internacionalización no es fácil, no es barata. Hay que invertir para viajar, conocer mercados, estudiarlos, asistir a ferias, y también hay que dedicar tiempo, pues abrir un mercado en el exterior no se hace la noche a la mañana. Se requiere de paciencia.
Por último, claramente, empresarios como los santandereanos deben apoyarse de servicios como los de Procolombia y la Cámara de Comercio, que les ayudan, facilitan y aceleran sus procesos.
 
R.D.: ¿Qué beneficios puede traer para una región contar con un tejido empresarial que exporta?
D.G.: Son muchos, entre esos estabilidad. Es tener empresas que no son vulnerables a los ciclos económicos del país. Tener organizaciones que exporten a Estados Unidos, Europa, América Latina, hace poco probable que todas las naciones a las que está llegando el mercado nacional entren en crisis, por ende, hay mayor resistencia y capacidad de respuesta ante declives internos.
En segundo lugar, está el crecimiento económico del territorio. Se crea empleo de calidad, pues al exportar se genera mayor valor y, por ende, las compañías pagan mejor. Un empresario que sea exportador no solo está creciendo como empresa, como empresario, sino contribuyendo a su país.
Finalmente, esta apertura al mundo ofrece una capacidad enorme de innovación. El poder estar comparando y compitiendo constantemente con otros territorios hace que seamos mejores y apliquemos los aprendizajes a las organizaciones, a las personas, garantizando una mejor calidad de vida.
 
R.D.: Bueno, ¿y sin qué elementos ni un empresario, ni una región pueden pensar en internacionalizarse?
D.G.: Lo fundamental es tener productos, pues sin nada qué exportar no podemos vender. Seguido a esto es contar con voluntad, creerse que se puede salir afuera, también está tener capacidad de inversión y, sobre todo, poseer una estrategia, no ir ‘a lo loco’ por el mundo tratando de vender en cualquier parte, sino definir claramente una estrategia exportadora para afinar y apuntar lo mejor posible para tener éxito. Seguro que nos equivocamos, pero será menos que si vamos sin plan alguno.
A su vez, la región debe facilitar la vida a los empresarios, crear un entorno que sea amigable para hacer negocios, para internacionalizar. De hecho, el Global Plan Santander tiene mucho de esto, programas de infraestructura, de formación de empresarios, de apoyo de todo tipo. Pero para esto el departamento debe convencerse de que esto es por el bien de todos, que genera empleo, genera progreso.
También no se pueden descuidar a las organizaciones que ya exportan. Se deben llevar de la mano hasta que se consoliden internacionalmente, ya que exportar una vez no las hace exportadoras. Hay que ser constantes, pacientes, persistentes para finalmente regularizar la exportación.
 
R.D.: Centrados en el empresario, ¿cuáles son los mitos o los errores más frecuentes que se cometen a la hora de internacionalizarse?
D.G.: Principalmente creer que es muy fácil, que agarras un avión y llegas y vendes tu producto. Y allá nadie te espera, no es sencillo, primero hay que invertir en darse a conocer.
Otro error es darle el producto a un amigo que se ha ido a vivir a otro país, o contratar a una persona bilingüe que haga la labor y desentenderse.
Hay muchos errores, y claro que de ellos se aprende, pero se pueden evitar, sobre todo escuchando a los expertos, haciendo networking, compartiendo con aquellos que ya lo han logrado, escuchando experiencias exitosas y fracasos de otros. La formación constante es también vital, pues el mundo cambia muy rápido, así como la ayuda de organismos como las Cámaras de Comercio, que saben cómo acompañarlos. Existen muchas maneras, no hay excusas.
 
R.D.: En un mundo hiperglobalizado como el nuestro, ¿hay espacio para todos?
D.G.: Sí, lo que pasa es que hay empresas que no tienen un producto lo suficientemente competitivo, y entonces deben hacer los deberes en casa antes, deben prepararse bien, pero el comercio internacional lleva décadas creciendo. Cada vez el pastel se hace más grande, con lo cual el mercado crece. Existen multitud de oportunidades en todo el mundo, se deben identificar, invertir para ir a buscarlas, saber competir, porque la misma oportunidad la van a ver empresas de tu país y otros países; y persistir.
 
R.D.: Los referentes son muy importantes. ¿Podría mencionar algún ejemplo de un territorio que haya pasado por una experiencia similar a la de Santander y haya tenido éxito?
D.G.: Claramente Cataluña, donde Barcelona es la capital, y es la región de donde vengo. Tuvimos una crisis importante y nos lanzamos por la internacionalización, y de 1986 a 1996, en 10 años, multiplicamos por cuatro nuestras exportaciones, y en nuestra última crisis económica volvimos a duplicar nuestras exportaciones. Mi región es un caso, pero como la mía hay muchas en Italia y Alemania. En Colombia, el ejemplo es Antioquia que está haciendo bien las cosas.
La clave del éxito en mi región fue la creación de un consorcio entre el sector público y el privado, y se encargó tanto de hacer las políticas como de alinear los esfuerzos. Santander tiene un plan fantástico con el GPS pero tienen que insistir en no desviarse, ir adaptando porque el mundo cambia, pero convencerse de que es un buen plan.
 
R.D.: De todo el proceso de Cataluña, ¿qué lecciones fueron las más representativas?
D.G.: Como ya lo dije, pensar que las cosas son fáciles y asignar recursos sin tener las metas claras. Otro aprendizaje es no ir alineados entre el sector público y el sector privado, el competir, el intentar que cada uno realice sus esfuerzos por aparte, empresarios, políticos, agremiaciones.
Y en ese sentido afecta mucho la modificación de las políticas al momento de llegar un nuevo gobernante, sin garantizar una continuidad; y la internacionalización es un tema técnico, no un tema político, por ende, ellos deben apoyar y confiar en los expertos.
 
R.D.: Finalmente ¿qué rol juega la formación en estos procesos?
D.G.: Yo vengo de una organización empresarial en donde la formación es continua y es todo. Capacitarse es fundamental en un mundo que cambia rápido: cambia la tecnología, cambian los procesos, las leyes, la manera de gestionar los equipos, cambia todo y hay que estar constantemente actualizado.

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