Hitos en Santander como la construcción del Centro Comercial La Florida, junto a su puente peatonal, el Centro Comercial El Puente, en San Gil, la llegada de la educación dual a la región, la Clínica Los Comuneros, la Terminal de Transportes de Bucaramanga o la Zona Franca Santander tal vez hoy no serían una realidad sin el arduo trabajo de Rafael Ardila Duarte.

Este empresario y líder gremial fue el menor de 11 hermanos. Un amante de la historia, un coleccionista y un enamorado de Santander y su gente.

Estudió en el Colegio San Pedro Claver, y fue el único de sus hermanos en cursar su carrera universitaria en el país, Economía en la Universidad Javeriana. Allí nació su espíritu empresarial, cuando decidió montar una litografía y papelería al frente de su alma mater. En un punto determinado le dijo a su papá, Efraín Ardila, que ya no era necesario que le enviara más dinero para su manutención, demanda que de ninguna manera aceptó.

Al volver a Bucaramanga se enamoró de “la del frente” y se casó con Nancy Arenas, en sus palabras: “su mayor acierto”, y posteriormente crea Almacenes Rayco con el dinero de la liquidación que recibió por haber trabajado en un laboratorio, en Bogotá.

Rayco terminaría convirtiéndose en una de las principales importadoras de electrodomésticos de Colombia, y Rafael Ardila sería su gerente por muchos años, así como el presidente de su junta directiva.

“La clave de Rayco fue que mi papá muy rápidamente entendió que para hacer crecer su empresa como él quería necesitaba socios y fondos de capital privado, y así lo hizo”, recuerda su hijo, Rafael Eduardo Ardila Arenas.

En el ámbito empresarial incursionó también en empresas referentes a los sectores automotor, agroindustrial: de cacao, palma, porcícola y ganadería, así como de alimentos. Se desarrolló en muchos espacios dentro de diversos renglones de la actividad económica, consolidando su propio grupo empresarial, Arar.

Tal vez luego de empresario, por lo que más se destacó Rafael Ardila Duarte fue por prestar servicio público. Fue director de la Seccional del Instituto del Seguro Social, fue concejal de Bucaramanga, gerente de las Empresas Públicas de Bucaramanga y candidato a la Alcaldía de Bucaramanga en 2000.

“Fue bueno en todo menos en política, porque fue una persona honrada. Tal vez por esto es que luego de dicha candidatura a la Alcaldía le apostó de lleno a los proyectos de región, no desde la política, sino desde el sector privado”, afirma su hijo.

Su trayectoria lo llevó a ser miembro de un importante número de juntas directivas de empresas y organizaciones de renombre.

Algunas de las más remarcables: la Fundación Estructurar, la Fundación ‘Carlos Ardilla Lülle’, la Fundación Cardiovascular de Colombia, la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Promoser, Promisión, Campesa, el Instituto Caldas, Porvenir del Grupo Aval, Fenalco Santander, Promotores del Oriente, Mediimplantes, la Fazenda, el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga y la Cámara de Comercio de Bucaramanga.

“Su nivel intelectual y la relación permanente con los temas de actualidad era asombrosa: conceptos como los clústeres, la planeación por escenarios, los protocolos de familia, el marketing territorial, la planeación estratégica y la prospectiva casi los oí por primera vez de él, temáticas a las que les apostó y duro”, cuenta el presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB), Juan Carlos Rincón Liévano.

Rafael Ardila ingresó a la junta directiva de la CCB en la década de los 80 del siglo XX. Fue su presidente en varias oportunidades, le dedicó dos décadas a la entidad y lideró iniciativas que principalmente desmarcaban a la Cámara de Comercio de Bucaramanga de su actividad meramente registral.

Su intención fue proyectar una institución cercana al empresario y, principalmente, interesada en el desarrollo regional, involucrada en los grandes proyectos de Santander.

“Era muy metiche, en el buen sentido. Estaba en cuanto proyecto aparecía, ayudaba a sus socios, manejaba las inversiones de sus hermanos, nunca esperando una retribución económica”, cuenta su hijo.

A pesar de sus ocupaciones, Rafael Ardila siempre tenía tiempo. Devolvía todas las llamadas, si no era que las contestaba de inmediato. Era un hombre de familia, orgulloso de sus hijos.

“Rafael era un hombre de ejemplo, de buen comportamiento en público y en privado. Una persona que se cuidaba mucho, deportista, un ser humano integral, un ser admirable”, dice Rincón Liévano, quien tuvo una relación estrecha con él.

En palabras de su hijo, Rafael Eduardo, “era pegante”, hacía que las cosas sucedieran en su familia, en sus organizaciones y en la región. Era quien fijaba el Norte, trabajando con un gran desprendimiento, pero con compromiso.

“Aunque es muy difícil, para mí, en una frase, mi papá era un hombre que se daba siempre sin condiciones”, concluye Rafael Eduardo Ardila.

La Cámara de Comercio de Bucaramanga lamenta profundamente la pérdida de este gran hombre para Santander, y envía un caluroso abrazo a su esposa Nancy, y a sus hijos Ángela María, Rafael Eduardo y Efraín.
 
El auditorio ‘Rafael Ardila Duarte’
El auditorio más solicitado por los empresarios y por la misma Cámara de Comercio de Bucaramanga era el llamado Auditorio Menor, el cual pasó, desde el pasado 7 de septiembre, a llamarse el Auditorio ‘Rafael Ardila Duarte’.

En un evento íntimo, de cara a su familia, la junta directiva de la Cámara de Comercio de Bucaramanga quiso reconocer el servicio de décadas entregado por Rafael Ardila a la entidad y a sus colaboradores.
Cándido Aguilar, presidente de la Junta Directiva de la CCB, Rodolfo Castillo, amigo de Rafael Ardila y Juan Carlos Rincón Liévano, presidente ejecutivo de la CCB rindieron tributo.

El hombre de los proverbios
Quienes lo conocieron, dan fe de que Rafael Ardila era un hombre de proverbios, como cuenta su hijo, una costumbre seguramente heredada de su madre, Cristina Ardila.
Algunos de los más recordados:
-       “Entre semana se hace oficio y los sábados es que se trabaja”.
-       “Dos quebrados, dan un entero”.
-       “En la arrancada se conoce al chofer”.
-       “El mejor negocio es ser honesto”.
-       “La mejor excusa es la verdad”.
-       “Las empresas se hacen con gente”.
 
 “Hablar de los logros y triunfos de Rafael sin duda que resulta sencillo, puede que extenso, pero sencillo en la medida que fueron muchos. Su capacidad infinita de emprendimiento mezclada con el trabajo más duro posible, sumado a su don de gentes y un amor enfermizo a la tierra y a los suyos, fueron una maravillosa receta que hoy le reconocen propios y ajenos”, afirma el presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, Juan Carlos Rincón Liévano.
 
IN MEMORIAM
La pandemia del COVID-19 ha sido una tragedia colectiva sin precedentes. Santander ha perdido a grandes líderes en estos difíciles meses. Hoy recordamos a algunos de ellos y enviamos nuestras condolencias a las familias de los más de 7.000 fallecidos en la región.
 
Alfredo Acebedo Silva
Sector avícola y expresidente de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Bucaramanga.
 
Alejandro Domínguez Parra
Sector inmobiliario, expresidente de la Junta Directiva de Fenalco, seccional Santander, y de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Bucaramanga.
Cofundador de Comfenalco y del Colegio Cooperativo Comfenalco.
 
Alejandro Galvis Ramírez
Director y propietario de Vanguardia, empresario y ganadero.
Fundador de la Facultad de Economía de la Universidad Santo Tomás.
 
Heriberto Romero Laspriella
Sector agroindustrial, dueño de las marcas Tres Montes y Mata del Café.
Especialista en café de alta calidad.
Miembro del Clúster de Café de la Cámara de Comercio de Bucaramanga.
 
Hernán Mauricio Atuesta Ardila
Sector transporte, gerente de Copetrán
 
Darío Amaya Bautista
Sector moda, dueño de Mayatex.
Gran exportador y mentor del sector moda infantil.
Diana Sandoval Carrillo
Sector moda, fundadora de la marca Siuk.
 
Olga Lucía Ojeda Trujillo
Sector moda, fundadora de la marca Olga Ojeda accesorios
 
John Jairo Jaimes Monsalve
Líder del sector peletero, fundador de Peletería JJ
 
-
 
Dato curioso: De acuerdo con su familia, los planes de Rafael Ardila Duarte era pasar los últimos años de su vida dedicado a apalancar la educación en Santander.