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Revista Directa - Edición número 36, Sección Reactivación
Enero 31, 2022
Historias de resistencia
Cuatro empresarios santandereanos relataron cómo convirtieron la crisis generada por la pandemia de COVID-19 en una oportunidad para fortalecer sus negocios en medio de un panorama desalentador. Con coraje, ideas innovadoras y el anhelo de continuar sus sueños, siguieron adelante.
El Coronavirus se convirtió en un obstáculo para la economía mundial. No obstante, también fue una ocasión para que las personas descubrieran su potencial. Conozca las claves con las que los emprendedores de la región se reactivaron para avanzar rumbo al éxito.

 
Esamb, una historia escrita con pasión
 
Con gran ilusión, en abril de 2018, la pareja de esposos Lady Jhoana Hernández y Sebastián Gómez crearon Esamb, una empresa dedicada a la consultoría en temas de gestión de sostenibilidad ambiental y gestión de seguridad y salud en el trabajo. Estos ingenieros ambientales ofrecen sus servicios especialmente a pequeñas empresas.
 
Durante los dos primeros años todo iba de maravilla. Atendían a varios clientes fijos, en su mayoría de los sectores hotelero y turístico, con quienes sin falta hacían actividades mes a mes. La calidad de su trabajo hizo que esporádicamente también surgieran nuevos contratos para asesorías más puntuales.
 
Sin embargo, el COVID-19 puso a tambalear al mundo y, por supuesto, a Santander también, no solo en materia de salud, sino especialmente en el ámbito económico. Muchos sectores entraron en crisis, y la emergencia sanitaria obligó a suspender actividades. 
 
Prácticamente, Esamb se quedó sin clientes. “Entre abril y mayo de 2020 estuvimos bloqueados. En pocas palabras, nos quedamos sin trabajo. En ese periodo no recibimos ingresos. No había forma de hacer actividades presenciales”, relata Lady Hernández.
 
Por fortuna, su esposo, Sebastián Gómez, tenía otro trabajo en el área logística de alimentos, que ayudó a sostener el hogar durante los meses críticos.
 
Cuando el Gobierno Nacional anunció la apertura económica, la elaboración de los protocolos de bioseguridad se convirtió en un ‘salvavidas’ para la pareja. “Nos reactivamos completamente con este nuevo servicio, incluso nos faltaron manos. No dábamos abasto, los clientes que habíamos fidelizado nos volvieron a contactar y todos querían abrir”, resalta Hernández.
 
Lady Hernández destaca la importancia del relacionamiento. “Nunca estuve apartada de ellos, estuve manteniéndolos actualizados con las nuevas normas, pese a que parecía que la reapertura no llegaría pronto. Así logramos ingeniar nuevas estrategias”. 
 
Una de las claves del éxito fue la incursión en el ámbito virtual, pues a través de diferentes plataformas se pudieron hacer las capacitaciones, incluso para empresas de otras ciudades. Pero realmente, el motor que salvó a Esamb fue la pasión de su propietaria. “Me encanta lo que hago. Mi idea siempre fue seguir con Esamb, no pensé en acabar la empresa. Hay que mantener la resiliencia y la motivación”, cuenta.
 
Más de un año después de la llegada de la pandemia, la compañía impulsó un nuevo proyecto, que consiste en reforzar las capacitaciones mediante juegos virtuales. “Estos recursos son muy valorados, porque los temas a veces son muy técnicos y no se comprenden fácilmente. Con las nuevas dinámicas el aprendizaje es mucho mejor”, dice. 
 
Un gran aliado en este proceso fue la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB), pues a través del programa Expertos Para Todos, la empresaria pudo explorar nuevas oportunidades de negocio. “Estas actividades nos enriquecen, desde lo personal hasta lo profesional. Una de nuestras metas ahora es abarcar el sector de restaurantes y crear nuevas alianzas estratégicas”, subraya Hernández.

 
Creaciones Bordino, un ejemplo de constancia y perseverancia empresarial
 
Creaciones Bordino es una empresa familiar que confecciona ropa infantil desde hace 40 años. Se caracteriza por sus prendas bordadas a mano, para que los pequeños luzcan impecables en ocasiones especiales, como los bautizos. Quienes con mucha dedicación elaboran estos trajes son mujeres artesanas de la región. 
 
Pese a su amplia trayectoria, se vieron muy perjudicados al inicio de la pandemia, debido a que los almacenes que compraban sus productos cerraron durante varias semanas. Por esta razón, Creaciones Bordino tuvo que paralizar su fábrica por un mes. La subgerente, María Fernanda Serrano, describió este periodo cómo el peor momento de la compañía.
 
Sin importar las circunstancias, lograron mantener vinculados a sus 60 colaboradores. “No se terminó ningún contrato de trabajo, se pagaron los sueldos normalmente. Cuando había la oportunidad de dar vacaciones se hacía, algunos pidieron licencias no remuneradas por voluntad, lo que ayudó a preservar los puestos de trabajo”, recuerda la líder empresarial.
 
Igualmente, al cumplir con los requisitos, Creaciones Bordino se benefició con los subsidios de nómina que otorgó el Gobierno Nacional. Además, como la unión hace la fuerza, hubo solidaridad entre empresarios.
 
“Tuvimos el apoyo de otros santandereanos. En abril empezamos a maquilar dotación médica para la Fundación Cardiovascular de Colombia (FCV), quienes nos dieron trabajo cuando no teníamos. Luego, sin dejar de lado esta nueva labor, en mayo reactivamos las exportaciones de ropa infantil”, afirma.
 
La empresaria asegura que la gran motivación para seguir adelante son sus empleados, en su mayoría mujeres cabeza de familia. “Pudimos brindarles una estabilidad laboral pese a la situación que se vivía en el país. Tenemos personas que llevan con nosotros hasta 20 años, gente que toda su vida ha trabajado solo en esta empresa”.
 
La emergencia sanitaria fue la ocasión para confirmar que el talento humano de la compañía no tiene límites. “Nos dimos cuenta de que somos capaces de hacer cosas diferentes. Esa fue nuestra transformación. Hemos logrado negocios variados. Incluso, en la ropa infantil desarrollamos productos que no manejábamos antes”, dice. 
 
Desde hace 37 años exportan prendas y con la diversificación de sus productos han aumentado los negocios en el extranjero, y se ha concentrado la atención en la búsqueda de nuevos clientes. “Es muy importante el trabajo en equipo. Cuando todos estamos alineados y pensando en el mismo objetivo, a pesar de las dificultades, salimos adelante”, comenta la subgerente. 
 
Asimismo, María Fernanda Serrano destaca la importancia de optimizar los recursos de la empresa. “Se debe llevar un control minucioso de los gastos, porque cada centavo cuesta. Nuestro objetivo es aumentar nuestras exportaciones. Tenemos mano de obra calificada, productos de alta calidad y valor agregado”.
 
Ahora, el nuevo reto de Creaciones Bordino es su digitalización. “Identificamos la necesidad de empezar a participar en canales digitales, queremos empezar a trabajar en las redes sociales para dar a conocer nuestra marca”, expresa Serrano.


BioInpro Diagnostica, cultivar para cosechar

BioInpro Diagnostica S.A.S. es una empresa santandereana del sector de la biotecnología que comercializa los reactivos para pruebas diagnósticas y los insumos generales para laboratorios clínicos, fundada en 2007 por el bacteriólogo Francisco Valero.

Aunque al inició su desarrollo fue empírico, rápidamente ganó una buena reputación al posicionarse en la región gracias a los altos estándares de calidad de sus insumos. En 2019, durante el proceso de reingeniería y la renovación de imagen corporativa, se decidió el cambio de razón social de Novolab a BioInpro Diagnostica S.A.S. Aunque cambió el nombre, su esencia se mantuvo.

El actual gerente comercial y hermano del fundador, Pedro Andrés Valero, destaca que la empresa ha ampliado su portafolio con la oferta de equipos automatizados y semiautomatizados, manuales para el procesamiento de muestras, insumos de laboratorio e instrumentación para empresas de salud, entre otros. “Una de las figuras más representativas del negocio es la instalación de toda la capacidad tecnológica para los laboratorios”, subraya.
En este caso, la pandemia no fue un asunto destructor, sino una oportunidad de crecimiento que permitió a BioInpro traspasar fronteras y ganar un amplio reconocimiento en el país.

Parte de este éxito se le atribuye a los procesos de planeación estratégica y el trabajo mediante plataformas digitales. En este aspecto fueron de gran ayuda los programas de entidades como la CCB y Fenalco. “Gracias a sus capacitaciones en herramientas tecnológicas y marketing digital logramos el alcance de toda nuestra operación en Colombia”, indica Pedro Valero.

Actualmente la empresa tiene representaciones comerciales en siete departamentos: Atlántico, Magdalena, Cesar, Boyacá, Santander, Norte de Santander y Arauca. “Es de resaltar que también hemos incursionado en el sector industria y los subsectores que la componen: alimentos, agroinsumos y veterinarias, que nos llevan a tener un panorama bastante promisorio en crecimiento”, agrega.

La contingencia por el coronavirus fue un suceso que BioInpro no desaprovechó, por el contrario, redobló sus esfuerzos para garantizar la atención en poblaciones tan lejanas de Santander como las ubicadas en la frontera con Brasil. “Enviamos las pruebas de anticuerpos inicialmente. En medio de la situación, suministramos toda la cadena de abastecimiento en diferentes regiones. Logramos un crecimiento importante”, relata.

El gerente comercial asegura que, adicionalmente, les favoreció la implementación de las nuevas disposiciones emitidas por el Gobierno para la operación de laboratorios clínicos. “Atendimos este mercado con nuevas tecnologías, la instalación de cabinas de bioseguridad, termos de refrigeración para el traslado de vacunas, entre otros”.

Pedro Valero asevera que ser empresario en Colombia es una labor titánica, que requiere perseverancia en medio de las dificultades. “Si se siembra bien, se va a cosechar en el futuro. Se necesita lograr nuevos mercados, adoptar nuevas tecnologías, estar a la vanguardia, capacitarse constantemente y aprovechar las herramientas que el Gobierno y entidades otorgan”.

BioInpro se proyecta para 2025 como la empresa líder en Colombia en cuanto a la comercialización de reactivos para pruebas especiales y diagnóstico clínico en el sector de la investigación, academia, la industria y sus subsectores.


Bucarretes: el secreto está en la innovación 
 
La historia de Bucarretes nace del amor entre el ecuatoriano Giovanny Marcelo Patiño Ledesma y la colombiana Nancy Teresa Jaimes Martínez. Se conocieron cuando estudiaban en la antigua Unión Soviética, él ingeniería mecánica y ella medicina. Seguidamente, pasaron un tiempo en Ecuador y se trasladaron a Bucaramanga para realizar estudios de posgrados. Luego, decidieron establecer su residencia en Cali.  
 
Hacia 2011, el ingeniero regresó a la capital santandereana para asesorar e instalar un secador de madera en una empresa que desde 2002 producía carretes de madera para la compañía francesa de cables Nexans. Ese año, uno de los dos socios fundadores ‘abandonó el barco’ y se dio la posibilidad de que Patiño Ledesma adquiriera la mitad de la compañía. 
 
No hubo buenos vientos y en 2014 la empresa se ‘hundió’. Estaban en quiebra. “El socio mío pensaba que no quedaba otra opción que perder todo. Pero con mi esposa decidimos sacarla adelante. Vendimos un apartamento que teníamos en Cali y le apostamos a esto”, cuenta Patiño. 
 
Cuando nadie daba un peso por la compañía, la pareja confió en sus capacidades y consolidaron Bucarretes. Gracias a las secadoras desarrolladas por estos visionarios han logrado afianzar negocios con importantes clientes, como Nexans y Procables, a quienes consideran aliados estratégicos. “Nos hemos enfocados en el concepto de desarrollar el secado de la madera bajo la premisa de que no existen maderas de mala calidad”, explica Patiño. 
 
¿Cuál fue la fórmula en el resurgir de Bucarretes? Uno de los principios fue que para crecer era necesario interiorizar la innovación. De esta forma, además de los novedosos métodos en los procesos de secado, también le apostaron al desarrollo sostenible. 
 
Se inició un proceso de recuperación de los carretes usados, para volverlos a emplear en la industria hasta por cuatro ciclos; sin embargo, se fue almacenando una gran cantidad de materia prima. 
 
“Montamos el hangar de nuestra empresa con 1.500 estibas y decidimos usar tapas de carretes para hacer la oficina de la empresa. Cuando nos comenzamos a llenar de residuos que no podían volver a la industria vimos la posibilidad de hacer construcción sostenible. Iniciamos con un campamento de inicio de obra”, señala Giovanny Patiño. 
 
Incluso Nexans se vinculó con un proyecto y aportó recursos para hacer dos aulas ecológicas que permitieron la reactivación escolar en Lebrija.
 
Por su parte, Nancy Jaimes asegura que uno de los grandes aliados en toda esta labor ha sido la CCB, que les ofreció programas para estructurar los procesos y mejorar la productividad. “En 2020 nos presentamos al programa Emprende País. Aprovechamos la asignación de un mentor para la parte financiera. Fue un gran aprendizaje. También participamos en Sistemas de Innovación, que nos cambió la forma de visualizar dónde están las oportunidades de crecimiento y las formas de abordar las negociaciones”.
 
Durante el comienzo de la pandemia, Bucarretes se paralizó por un mes, al verse perjudicados por las restricciones en Bogotá que obligaron a uno de sus principales clientes, Procables, a suspender actividades. No obstante, Nexans siguió su operación e incluso se realizó un rediseño de carretes para los nuevos requerimientos.
 
Pronto volvieron al ruedo, pues tras la quiebra de años atrás ya tenían experiencia para sobreponerse ante las crisis. “Nuestro contador, Mauricio Aldana, fue un gran soporte. Diseñamos la estrategia que había que crecer en función del flujo de caja. Nos preocupábamos mucho por no endeudarnos con bancos. Aprendimos a manejar muy optimizados los recursos”, señala Patiño. 
 
“Veníamos de una quiebra, estábamos en el proceso de consolidarnos, cuando nos cayó la pandemia. Por fortuna, estuvimos preparándonos en condiciones peores al salir de una crisis horrible. No teníamos otra alternativa que seguir adelante”, añade. 
 
A su turno, Nancy Jaimes destacó que la decisión fue no prescindir de ninguno de los colaboradores. “No solo somos nosotros los que vivimos de esto. Hay más personas que dependen de Bucarretes. Esto es una motivación, saber que estamos aportando la posibilidad de que cerca de 40 familias tengan unas condiciones de salarios mejores a las que ofrece el mercado convencional”.
 
Ahora, el sueño de Bucarretes es abastecerse de materia prima de forma autosostenible. Planean sembrar 100 hectáreas de bosques nativos de madera santandereana, de rápido crecimiento, que con los procesos de secado innovadores podrían competir con las maderas tradicionales. Ya se adquirieron 40 hectáreas que se piensan reforestar con especies como el tambor, cuyo aprovechamiento sería hasta tres veces mayor que en un árbol de pino.  

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