Esta aproximación implica tres aspectos. Primero, generar ideas no es suficiente, es necesario implementarlas para lograr impacto y que se considere innovación. Segundo, si una nueva idea se puede aplicar sin alterar la rutina diaria, se trata más de una mejora continua que de una innovación. Ambas aportan beneficios, pero la innovación requiere hacer algo diferente a lo que se ha hecho en el pasado. Tercero, la innovación necesita de nuevos desarrollos internos, como nuevos conocimientos, procesos o enfoques, para complementar la nueva idea inicial.

Ahora, es importante distribuir la responsabilidad de la innovación en toda la organización y crear un entorno donde cada miembro pueda contribuir con sus ideas. La cultura innovadora debe ser una prioridad para los altos ejecutivos con el propósito que se inicien procesos de transformación en todos los aspectos del funcionamiento de la empresa. 

Los altos directivos pueden promover una cultura favorable a la innovación cambiando su forma de dirigir y priorizando a los colaboradores. Esto implica reconocer y valorar las contribuciones de las personas a la creatividad y la innovación.

Implementar sistemas de gestión específicos para fomentar la innovación es una estrategia más efectiva que tratar de cambiar la mentalidad de las personas. Es importante que las empresas reconozcan la necesidad de introducir cambios en la forma de ejercer la dirección para promover una cultura innovadora. Esto implica adoptar prácticas de dirección que fomenten el comportamiento innovador y emprendedor en todos los aspectos de la organización. 

En este artículo nos enfocaremos en las buenas prácticas de los lideres en empresas altamente innovadoras, dado que el liderazgo transformacional es el principal determinante de la creación de los resultados de la innovación.

En algunas ocasiones, el objetivo que une los esfuerzos de los colaboradores no es un propósito con una contribución social estricta. En cambio, se trata de una estrategia ambiciosa que los altos ejecutivos o lideres se encargan de renovar con el tiempo. Esto es común en empresas con una larga tradición en innovación, como Tesla, Google o Netflix. En todos los casos, es crucial que el objetivo sea compartido y tenga un grado suficiente de concreción y atractivo para aquellos que lo harán posible.

El estilo de dirección de la alta dirección es crucial para comprender la capacidad de innovación de una empresa. En empresas altamente innovadoras, la alta dirección comparte valores que fomentan la experimentación y el aprendizaje. Ejemplos como Apple, Ikea y Cirque du Soleil demuestran que los primeros ejecutivos tienen una voluntad clara de explorar nuevas formas de actuar y aceptar soluciones no convencionales. Estos líderes no se conforman con los éxitos pasados, sino que buscan constantemente desafiar lo imposible.

En una cultura innovadora es fundamental aceptar la incertidumbre y tolerar los errores bien intencionados. Las empresas altamente innovadoras comprenden que las buenas ideas y la información relevante pueden provenir tanto de fuentes internas como externas. Fomentan la apertura al exterior a través de alianzas estratégicas y participación en redes de conexión social. Además, los lideres motivan a sus colaboradores a desarrollar la habilidad de identificar oportunidades de negocio. Esta mentalidad abierta y receptiva es clave para impulsar el crecimiento y generar propuestas de negocio de alto impacto.

En empresas innovadoras, la dirección adopta una postura flexible y está abierta a buscar diferentes alternativas de avance. Valoran el feedback de los clientes y fomentan un ambiente donde los empleados también aprecian el feedback. En Pixar Animation, los directivos tratan a sus colaboradores como iguales y en las reuniones de equipo se dan comentarios abiertos sobre el trabajo de cada miembro. Esta práctica ha elevado el nivel de calidad del trabajo realizado en la empresa.

Los altos ejecutivos en empresas innovadoras, independientemente del sector o ubicación geográfica, adoptan valores y prácticas similares. Jeffrey Immelt en GE, Amancio Ortega en Inditex, Cemex en México son líderes que fomentan la participación de todos los empleados, implementan herramientas y plataformas para promover la creatividad y la innovación, y lideran comités de innovación. Además, demuestran persistencia y apoyo a pesar de los resultados iniciales desalentadores. 

En Ikea, por ejemplo, persistieron en resolver problemas y encontraron soluciones innovadoras, como la participación de los clientes en el montaje de muebles. En Amazon, se anima a perseguir ideas a largo plazo, incluso si no dan resultados inmediatos. En empresas como Alpina, Celsia y Corona se fomenta el espíritu empresarial y se confía en los empleados para dedicar tiempo a proyectos propios. 

Jeffrey Immelt de GE es un modelo de liderazgo comprometido, reservando tiempo para aprender y fomentar nuevas ideas. Establece límites con libertad dentro de la organización y enfatiza la importancia de un enfoque a largo plazo. Según Immelt, el liderazgo es una maratón, no una carrera de velocidad, y la capacidad de adaptarse de manera sostenida es crucial para el éxito.

El liderazgo en innovación requiere una mentalidad centrada en el futuro y en la capacidad de soñar en grande. Como menciona James Van Praagh, es preferible mirar hacia adelante con esperanza y visión, en lugar de quedarse atrapado en el pasado y lamentarse por oportunidades perdidas. Los líderes que abrazan este enfoque son capaces de inspirar a sus equipos, fomentar la creatividad y llevar a sus organizaciones hacia nuevas y emocionantes posibilidades.